8/6/16

Emocionario Adolescente: las emociones de nuestras palabras I


Poco a poco vamos llegando al final de nuestro camino en este curso 2015/2016, los nervios están a flor de piel y también los sentimientos. Por todo esto, he estado pensando mucho estas últimas dos aportaciones a nuestro Emocionario adolescente tenían que ser, todavía, más especiales. Como habéis visto no nos ha dado tiempo a trabajar todo el mapa que nos proponen desde Palabras Aladas, pero considero que sí hemos hecho un buen recorrido, que hemos aprendido muchísimo y que ahora le pondremos un bonito punto y final (o y seguido si el próximo curso continuamos con este u otro proyecto similar). 

En fin, que me enrollo (como siempre). En esta ocasión nos centraremos en tres emociones muy conocidas por todos: la nostalgia, la soledad y la melancolía. Tremendamente literarias y reales, absolutamente nuestras y propias también de la adolescencia. Y más en muchos de vuestros casos, en los que habéis tenido que dejar atrás vuestros países de origen con familiares y amigos cercanos. 

 ¿Qué nos dice el Emocionario sobre la soledad?
La soledad es la ausencia de compañía y puede resultar muy angustian si crees que no tienes a quién acudir o con quién compartir las cosas. A veces, uno puede sentirse solo incluso estando en compañía si esta te deja de lado. ¿Para vencerla? Lo mejor es comunicarse. 




¿Qué nos dice el Emocionario sobre la nostalgia?
La nostalgia nos genera un vacío en el corazón y lo llena con gotas de pena. Esta emoción nos viene cuando sentimos que alguien, o algo, nos falta: un amigo, un familiar, un lugar... Esto nos entristece. 






¿Qué nos dice el Emocionario sobre la melancolía?
La melancolía es una forma acentuada de la nostalgia. Cuando la sentimos, pensamos que el mundo en el que desearíamos vivir es un lugar lejano, difícil de alcanzar. La melancolía puede asaltarnos ante los cambios. 

Tal y como hemos comentado en clase, son emociones muy relacionadas con la tristeza, con la pena, con  sentir dolor. Sin embargo, como siempre, es esencial conocerlas y reconocerlas para poder actuar en consecuencia. Por ejemplo, si nos sentimos nostálgicos, podemos escribir a algún familiar que esté en nuestro país. Seguro que su sola voz nos alivia. 

Como he dicho al principio,  estas sesiones iban a ser muy especiales. Y es que, buscando información sobre la nostalgia, he ido a parar con su historia. No, no me refiero a la historia de la nostalgia en sí, sino de la palabra. Y ahí es donde entra la etimología y el descubrir el origen de nuestras palabras que, en sí mismas, están formadas de emociones. 

emocionario adolescente

La etimología de las palabras esconde historias y secretos que ayudan a estrechar los lazos que existen, o deberían existir, entre la persona y la lengua. Muchas veces, en sus árboles genealógicos existen sorpresas muy reveladoras, al menos para personas que nunca se hayan acercado a un idioma a este nivel tan íntimo; por ejemplo, descubrir que numerosos términos del inglés provienen del latín, resulta curioso al principio, sobre todo considerando las diferencias de ortografía, fonética y entonación que a simple vista separan a esta lengua del español o el italiano (fuente: definición.de)

 ¡Qué importante y qué necesario es conocer nuestros orígenes! Y también el de nuestras palabras. Sus etimologías son, en muchos casos, incluso mágicas. Así pues, y esto lo dejaremos para la segunda entrada con los resultados, vamos a hacer lo siguiente: 


1. Buscar poemas sobre la nostalgia, la melancolía o la soledad. Recitarlos oralmente. 

2. Tras habernos empapado de literatura rellenaremos esta construcción, las mejores, las subiremos al blog



3. Buscar la etimología de las emociones y hacer carteles.


¡Qué ganas de ver los resultados!


Las emociones aparecen cuando menos lo esperas. 
Dedicado a: nuestro querido quinteto Polifàcies > Cuartetormo

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